Después de intentarlo sin éxito en el puente de mayo, volvimos a La Puerta en San Isidro labrador. Esta vez la previsión del viento era correcta, poniente todos los días, pero acompañado de lluvias a partir del viernes. Así es que, para que no nos pasase lo mismo que en el puente de mayo (en el que el único día que se voló fue el jueves), subimos directamente al Yelmo sin parar en La Puerta.
Nada más llegar el viento era ideal. Y para variar no había nadie excepto Miguel, vigilando la sierra. Él me confirmó que los vientos estaban bastante definidos de poniente, así es que me puse a montar sin más demora junto a su caseta.
Pero poco antes de terminar de montar el fantasma del levante apareció de nuevo. Que yo recuerde me ha tocado dos veces desmontar en el despegue del Yelmo, y todo apuntaba a que esta podía ser la tercera. En esa tesitura apareció Alf, un veterano parapentista al que hemos visto de unos años para acá en todas nuestras subidas al pico y que parece haberse establecido en la zona. Subía a dar un tandem a un bigardo que doblaba su peso con el que hablaba en inglés.
Por suerte siguieron entrando rachas de poniente que nos permitieron salir sin tener que esperar demasiado. Primero ellos y luego yo. Una racha de viento suave y estar a 1.700 metros sobre el nivel del mar son dos ingredientes ideales para que pueda correr bien la U2 y, por lo tanto, despegar como me gustaría hacerlo siempre.
El vuelo fue básicamente un tranquilo planeo hasta la campa oficial, escorándome un poquito a la izquierda, hacia Hornos. Giré varias cositas muy suaves que me entraron por el camino, pero ninguna me permitió ganar altura, aunque sí mantenerme en la misma disfrutando del espectacular paisaje de La Sierra de Segura y las Villas en ésta época del año.
En el aterrizaje aproximé para entrar en el único trozo de la campa que parecía no estar sembrado. Se encontraba en su zona más alejada de la carretera de Cortijos Nuevos, justo detrás del pequeño cerro que se encuentra al noroeste de la campa.Los chopos cercanos indicaban viento de norte en el valle (y también me lo había comentado Alf en el despegue), así es que tomé dicha orientación en el planeo final. Entré con bastante velocidad que fui reduciendo lentamente dando un empujón final que acompañe con una breve carrera. En la misma el ala se orientó hacia la derecha haciendonos rotar más de 90 grados, pero sin mayores consecuencias. Justo en la zona que aterricé, entiendo que por la influencia del cerro, el viento tenía una orientación de nordeste, no de norte como había pensado.
El registro que dejó en el vario el vuelo número 298 fue el siguiente:
Altitud máxima: 1.709 m.
Ascendencia máxima: 1 m/s.
Duración: 26 min.
En fin, un vuelete cortito pero que me supo a gloria, y más teniendo en cuenta que la previsión se cumplió y el resto de los días fue un ir y venir de tormentas y nubarrones que a duras penas nos dejaron sacar las bicis.