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Viernes 12, sábado 13 y domingo 14 de octubre de 2012, Open de Levante

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Viernes 12: El Buey

Paco Ortuño dispuesto a despegarPrimer día del Open de Levante. A pesar de que la previsión no era la mejor se respira un muy buen ambiente con unas 20 alas y muchas ganas de volar. Subimos al Buey y estaba perfecto para despegar de poniente. Cuando terminamos de montar el viento había bajado notablemente y se retrasó un poco la salida. Además una tormenta se acercaba desde Jumilla y a unos cuantos nos tocó desmontar arriba para que no nos cayese el chaparrón encima. Yo estaba ya con el casco y prácticamente colgado en el ala, pero la cosa se estaba poniendo muy negra y los últimos pilotos que había preparados para salir (Armando, Julio y Juanma entre ellos) no salían porque no había viento. Pero tras una larga espera de más de cuarto de hora de repente empezó a soplar perfecto y mantenido y salieron todos sin problema. Yo ya tenía el ala prácticamente desmontada y terminé lo que había empezado, aunque de haberla tenido lista podría haber salido perfectamente. Según cerraba la cremallera de la funda comenzó a llover.

Tres primeras alas volando del Open de Levante 2012

Rosalina, Joan Hidalgo, Nuria y yo bajamos a recoger a los volones. De nuestro grupo el único que se quedó sin volar fui yo, pero cuando terminaron de desmontar ya había escampado y a Carlos «discus» le apetecía un refly. Carlos «parapen» se ofreció para subir con nosotros y, previa paradita para picar algo, subimos de nuevo al despegue. Mientras montábamos vimos a Miguel, piloto veterano de la zona que reconocí de mi anterior viaje a la zona, hace 15 años con Casimiro. Nos contó que llevaba un par de años sin volar en ala, diseñando un prototipo de parapente de simple vela de un kilo y medio que por lo visto estaba funcionando muy muy bien.

El viento estaba bien de fuerza y orientación. Ideal para estrenar la nueva vela de la Litespeed S3.5 que me había montado el domingo anterior Christian Cid. Nada más despegar el ala se me va a la derecha. Susto. Logro sacarla de ese giro pero en cuanto la suelto vuelve a irse sóla a la derecha. Segundo susto en menos de 6 segundos… ¡pero esto qué es! Vuelvo a sacarla y termino el vuelo bastante preocupado porque el ala parece que no vuela nada bien, se va a derechas a baja velocidad y tengo que colgarme en la izquierda para mantenerla recta. Aterrizaje con poco viento a toda leche por el último giro a izquierdas un pelín brusco luchando contra la tendencia del ala. Me voy un poco más lejos de lo que quería, pero con un buen empujón y la dejo clavada sin problemas.

Alas aterrizadas en una de las campas de El BueyPor suerte Carlos, que acababa de aterrizar también, al verme preocupado me cuenta que al cambiar la vela el trimado puede cambiar y me explica detalladamente cómo se puede solucionar el problema y, de paso, me da gratis unas lecciones de aerodinámica. Gracias a él me recupero del bajonazo… ¡gracias máquina!

Enlaces:

Sábado 13: El Carche

Por fin conozco y vuelo El Carche. Una palabra resume esta zona de vuelo: SALVAJE, con todo lo bueno y lo malo de la palabra. Sin duda un sitio espectacular y con personalidad. Con la ayuda de Juaki bajo un poco la punta derecha para intentar corregir la tendencia de irse a derechas que noté en el ala el día anterior.

Preparado para despegar en La Rampa del Pirata, con Juani y Merche ayudándome, comento que he cambiado también los cables del ala y que echo en falta el chivato… «¿chivato?» dice Merche, y continúa: «¿de qué color lo quieres?» 🙂 En un minuto tenía chivato nuevo y con nudo «pro» de Juani, y estaba preparado para despegar. «¿Quiere algo más el señorito?» debió pensar Merche cuando según salía me hacía esta fotaco:

Despegando en El Carche

Los primeros tuvieron que currárselo mucho más, pero los que salimos al final lo tuvimos más fácil. Nada más salir trinqué una cosita con la que me quedé girando por las proximidades del despegue. No gané mucha altura, pero con esa altura tiré hacia el pico de la izquierda del despegue y allí me encontré algo mucho más serio que me puso a unos 1900. Y lo mejor, ¡el ala volvía a volar bien! Subidón en todos los sentidos.

Girando en frente del despegue (1)Desde allí me tiré hacia El Serral, una laderita de poca altura pero muy larga y bonita, con varios kilómetros de picos y cortados de piedra. Llegué bajito pero poco a poco me fue permitiendo ganar altura según avanzaba por ella. En su parte final, cerca de la carretera de Yecla a Pinoso, me puse por encima de los 2100.

Estaba en medio de la prueba (baliza en Fontanares y gol en el aterrizaje de Peña Rubia, en Villena) y tenía que elegir entre volar hacia la baliza viento en cara por un agujero que me parecía infinito, o tirar hacia Villena donde había unas nubes preciosas… Estaba disfrutando como un enano y no quería arriesgarme a que se acabase la fiesta, así es que puse rumbo a Villena, donde trinqué poco antes de llegar.

La deriva me arrastraba hacia Peña Rubia, donde estaban volando unos parapentes. En la vertical de Peña Rubia tenía unos 1500 pero la seguí girando y derivando y finalmente me puso por encima de los 2300 en la vertical de La Torre. Con esa altura decidí volver a Villena para sobrevolarlo y aterrizar en gol.


Girando en frente del despegue (2)

Cuando lo hacía vi llegar un ala desde la primera baliza… ¡qué máquina!. Me hizo mucha ilusión verla: ¡era el primer ala que veía desde que empecé el vuelo! Me quedé girando una cosita suave para ver cómo y dónde tomaba. Cuando aterrizó y vi la camiseta naranja fosforito le reconocí inmediatamente: ¡era Paco! ¡el dandy del vuelo libre ibérico!

Continué mi planeo hacia Villena y apareció de la nada una rígida. Otro fiera. Me di una vueltecita por la vertical del Castillo y puse rumbo a la campa del gol para aterrizar con ellos.

Al sobrevolar la campa Merche estaba con una manga alzada que me indicaba perfectamente el viento. Empujé un poco pronto pero aterricé relativamente bien. Allí estaban además de Merche y Paco, Esperanza, Adrián y Bernard, que era el que volaba la rígida. Y como no podía ser de otra forma en un día redondo como este, me grabaron el aterrizaje:

Creo que con el arnés puesto todavía Merche me estaba ofreciendo una barrita energética… ¡¡¡pero por favor!!! ¡¡¡no tengo palabras para esta mujer!!! 🙂

Con los máquinas que hicieron gol, Adrián y EsperanzaUn vuelo muy bonito que me deja un sabor de boca fantástico y muchísimas ganas de volver aquí pronto.

Enlaces del día:

Domingo 14: El Buey

Vuelta al Buey en el tercer y último día de competi. Gol directo en Beneixama. Condiciones justas pero con viento perfecto para salir y mantenerse. Hago la gañanada del día dejándome el vario abajo, en el coche de Julio, y me bajo a por él justo cuando Jorge Sanchiz está intentando juntarnos para hacernos la foto grupo:

Foto de grupo el último día (faltamos varios)

Salgo de los últimos y gracias a Jorge, que volaba por debajo de mí, logro centrar muy bien una térmica y ponerme con algo más de 1700.

Me había derivado bastante hacia atrás y pensaba que tanto Armando como Carlos ya habían tirado para atrás, así es que enfilé hacia El Serral, que tantas alegrías me dio el día anterior.
Alas montadas antes de salir a volar Pregunté por radio durante la transición y me enteré de que Carlos no había dejado todavía la ladera del despegue y Armando no respondía.

Planeo rapidísimo. Justo antes de El Serral vi un ala aterrizada que posiblemente era Paco. El Serral no me funcionó como el día anterior. Sobrevolé toda su cuerda en busca de la térmica que me permitiese saltar hacia Villena, pero no apareció. Tanteé alguna cosa que me pitó por el camino, pero parecían más de dinámico que de térmico, y no logré ganar mucha altura. Eso sí, fue una gozada de planeo por esas crestas.

Cuando llegué al final de la cuerda Armando pudo por fin responderme. Estaba a 1300 entre las dos canteras del final de la cuerda. Puse rumbo hacia allá, pero ya andaba un poco justo de altura. Sobrevolé la primera de las canteras sin pena ni gloria y en dos giros estaba en el suelo. Aterrizaje con viento sin problemas.

Vuelo cortito pero chulo. La guinda fue que apareció un chavalín que me preguntó que cómo se llevaba un ala, cómo se despegaba y como se aterrizaba, y en eso estaba cuando de repente apareció sobre nosotros Juanito y el chico pudo ver en directo un aterrizaje.

Juan aterrizado buscándose en el móvil

Juanito estaba como yo, contento pero con la espinita de no haber tomado quizás la desición correcta para terminar en gol (sobre todo después de oir por la radio a Armando decir que el vario le decía que llegaba con 10 metros, jeje 🙂 ). También haría gol Demetrio y Jorge Sanchiz se quedó a un par de kilómetros.

Y es que esta zona es muy divertida, tienes muchas opciones, muchas montañitas y cerros donde apoyarte, y muchas campas, la mayoría planas de fácil aproximación, donde aterrizar si es necesario. Con condiciones tiene que ser una autentica gozada. Con las condiciones justas si te vas al suelo siempre piensas, «tenía que haber hecho esto otro o esto de más allá». Yo por ejemplo, después del fracaso de la cantera me pregunté que habría pasado si con la altura que llevaba hubiese seguido por la cuerda cruzando la carretera en busca de la siguiente laderita ¿me habría sujetado? Me encantaría poder probarlo en otra ocasión. Armando y Jorge llegaron a gol por la vía rápida, tirando prácticamente rectos sin preocuparse mucho por los apoyos. El valle funcionaba.

Todos en El CarcheExitazo de viaje. Los siete que salimos el jueves de Madrid, Juanma, los Carlos, Armando, Juanito, Julio «bomber» y yo, hemos volado los tres días… ¡y de gratis! Que aunque hubo algún que otro susto nos las apañamos para volver todos con los mismos montantes que llegamos.

Gracias a todos los que han colaborado para hacer posible el evento, ha sido una gozada. En particular a Paco y Merche que lo han dado todo tanto por el día como durante gran parte de la noche 🙂 ¡Sois la leche!

Enlaces del último día:

Otros enlaces:

Domingo 25 de marzo de 2012, Pedro Bernardo

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Una de cal y otra de arena. Si el primer vuelo del año logré alargarlo contra todo pronóstico, en este me pegué un alicatazo mientras todos los demás, los Julios, el Pirata, Juanma y Pepe disfrutaron de un vuelete suave y placentero de unas dos horas.

En esta ocasión el viento estaba de este bien definido. Pepe nos tanteó a ver si alguno nos animábamos a subir a la rampa de madera. Venía preparado con alambres para arreglarla, pero al final todos nos quedamos en el despegue de abajo.

Salió primero Julio «Peter» ante las miradas atentas de todo el personal ya que la cosa no pintaba muy bien. Se había metido una capa bastante densa de cirros y no había mucha actividad. Pero Julio, volando con mucha suavidad y girando muy planito, no tardó en ponerse por encima del despegue. Así es que yo, que lo tenía ya todo listo, decidí salir a pesar de que Julio «Piedrahita» decía que era pronto por el cambio de hora de esa noche, y que los cirros estaban empezando a abrir. Quizás debería haberle hecho caso.

Cuando me coloqué para salir el viento estaba un poco de la derecha, así es que me busqué el mejor sitio para salir por la zona que Félix ha re-apañado este invierno. Despegué sin problemas desde allí. En principio la cosa no pintaba muy mal, tanteé un poco por la derecha, volví luego hacia el despegue, tanteé por la izquierda y zás! la primera termiquilla, muy agradable, con unos cuantos giros me puse por encima del despegue. Pero la perdí, o se perdió, así es que volví hacia el despegue, todavía no había salido ninguno más. Estaban todos ya debajo de sus alas excepto Julio, con Pepe y su Laminar en cabeza listo para salir.

Tenía la sensación de que estando a esa altura por allí les cortaba el royo para salir, así es que me fui hacia la derecha a probar suerte. Intenté girar algo que me salió rana y perdí bastante altura así es que continué hacia la sur. Por allí la cosa se puso más complicada. Debido a la fuga las térmicas tenían mucha deriva y me fueron metiendo cada vez más en el pueblo, y cuanto más me acercaba al pueblo más rotas y complicadas de girar eran.

Así es que estuve por allí peleando cada pompita que me entraba intentando al mismo tiempo regresar a la zona más orientada al este. No lo logré y en un momento dado enfilé hacia la campa. Por el camino me pitó algo que tampoco fui capaz de aprovechar y me hizo perder más metros.

Tantos que llegué a la campa con la altura justa para sobrevolar  la manga y hacer una U para entrar de este. En el giro pasé muy cerca de los árboles, demasiado para mi gusto, aunque tenía velocidad suficiente y pude sobrevolarlos sin problemas.

Había vientecito, no mucho pero lo suficiente como para hacer que el aterrizaje fuese muy fácil. Mientras plegaba todos estos se pegaron un vuelete muy majo, sin ganar demasiada altura pero siempre por encima del despegue.

La este de abajo tiene estas cosas. El año pasado tuve un par de vuelos o tres así… ¡a espabilar toca!

Track

Jueves 19 y viernes 20 de marzo de 2009, El Yelmo.

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¿Qué mejor lugar para comenzar la temporada que el valle que tuvo que cruzar mi madre para nacer? Mi abuela de vez en cuando nos recuerda lo mal que lo pasó para llegar a Orcera desde La Puerta de Segura en busca de ayuda para dar a luz a mi madre. Un viaje a lomos de un burro junto a mi abuelo en el que se vieron forzados a parar en repetidas ocasiones para no «soltarla allí mismo», como ella dice. Alguna de aquellas paradas seguro que fue muy cerca de la solitaria zona sin olivos donde me gusta aterrizar cuando las condiciones me lo permiten.

El jueves, por ejemplo, no me lo permitieron. La teoría es que con la fineza de la U2 se podría llegar de planeo desde el despegue hasta dichos prados. Pero si el viento está un poco cruzado de norte, como era el caso, la verdad, hay que tener mucho valor para cruzar ese auténtico mar de olivos que hay que sobrevolar por el camino. Para hacer dicha transición con tranquilidad a mí me gusta ganar varios cientos de metros sobre el despegue. Y el jueves, como comentaba, no pude ganar muchos. Pero al menos pude estrenar temporada, que no es poco.

Despegué bastante tarde porque, aunque llegamos arriba a una hora bastante decente, el viento estaba de atrás, de levante. Pero eso sí, para que nadie se moviese de allí, de pascuas a ramos nos daba esperanzas con alguna rachita bien encarada. Y ya se sabe, con el sol cruzando nuestro techo en busca del poniente la cosa, en principio, debería ir a mejor. Una situación bastante frecuente en El Yelmo, por lo menos para mí. El caso es que en más de una ocasión la teoría allí me ha fallado, y me ha tocado desmontar arriba. Además en esta ocasión tenía que subir el ala desde algo más abajo de la última curva que hay antes de que la carretera corone El Yelmo: un buen montón de nieve impedía el paso con el coche. Así es que decidí esperar un poco y observar como evolucionaban las condiciones antes de ponerme a montar.

Había un buen grupo de parapentistas. Además del perenne Alf, estaba un inglés y un grupo de murcianos que habían ido a volar sólo ese día (el viernes no era fiesta en Murcia). Uno de ellos, Richard, me comentó que había terminado un curso de ala y que tenía muchas ganas de comenzar a volar con ella por su zona, Zarcilla creo recordar. Me habló maravillas de dicha zona de vuelo, una ladera de muchos kilómetros con bastante actividad térmica. Me remitió a la página murciavuela.com para que averiguase más de las zonas de vuelo en Murcia.

En cuanto las rachas comenzaron a ser más frecuentes Richard y sus compañeron fueron despegando y yo me animé a montar. Algunos lograron remontar algunos metros al despegue girando cositas que parecían suaves, pero en poco más de media hora estaban todos aterrizados. Pasadas las cinco y media despegué yo, bastante bien para llevar más de cinco meses sin hacerlo.

Giré una térmica muy suave a la derecha del despegue que finalmente abandoné más o menos a la misma altitud que tenía cuando me la encontré. Por un momento enfrenté el ala hacia La Puerta, pero enseguida me di cuenta de que con esa altura no iba a disfrutar nada del planeo y decidí tirar hacia la campa de Cortijos Nuevos. Por el camino giré una cosilla suave con resultados similares a los obtenidos anteriormente. Poco después estaba preparando la aproximación.

No tenía manga ni encontraba ninguna pista sobre la dirección del viento. Al final aterricé con el viento un pelín de la derecha sin demasiadas complicaciones.

Track del vuelo del jueves

El Yelmo y pulsadorEl viernes la cosa salió mucho mejor . Despegué dos horas y media antes, sobre las tres de la tarde, y después de buscar un poco encontré una térmica que me permitió ganar unos quinientos metros sobre el despegue… ¡ahora sí! ¡a La Puerta! 🙂

Por el camino, planeando con la tranquilidad que da la altura, me puse a hacer fotos de todo. De El Yelmo , Segura de la Sierra , Orcera , Torres de Albánchez y de La Puerta , sobre todo de La Puerta, donde está la casa de mis abuelos. Mi intención era sacar alguna foto chula para regalar a mis familiares, pero en algún momento cambié sin saberlo la configuración de la cámara y comencé a hacer todas las fotos con un tono azulado. Otra vez será. 😦

Encima de una pequeña cantera giré otra térmica con la que gané unos doscientos metros. Después de darme un paseo por el valle sin encontrar mucho más con lo que alargar el vuelo aterricé. Lo hice en una campa que me parecía más segura que en la que lo hago habitualmente, más cerca de La Puerta pero un pelín «hundida», sotaventada y con unos cables de alta tensión en la zona de la aproximación.

La nueva alternativa está mucho mejor. Se encuentra en la carretera que sube a Orcera desde La Puerta, poco después de abandonar la carretera que lleva hasta Cortijos Nuevos. Lo que pasa es que posiblemente gran parte del año esté sembrada. Aterricé sin problemas después de hora y media de vuelo y lo celebramos con unas cerves en Segura.

Un buen comienzo de temporada, sobre todo teniendo en cuenta que el invierno todavía no había terminado de terminar.

Track del vuelo del viernes